El lado negativo de la Empatía
La empatía es quizás una de las cosas que más nos distingue a los seres humanos, es nuestra capacidad de entender lo que otra persona o ser siente, tratar de comprender sus emociones, sentimientos, actitudes y las decisiones que toma. Ser empático es el primer paso de la compasión y la generosidad, es lo que nos impulsa a no emitir juicios; sino a escuchar a los demás y tratar de ver el mundo desde su perspectiva.
No hay una definición absoluta de la empatía como emoción o sentimiento. Sin embargo, la mayoria de estudios la ubican más como una habilidad, incluso una especie de sentido que tenemos las personas, unas más desarrolladas que otras, y como habilidad se puede aprender y/o mejorar.
La empatía desarrolla muchas cualidades positivas que nos ayudan a relacionarnos sanamente con otras personas, nos permite ser felices y brindar un servicio a otros.
A nivel psicológico ser empático tiene importantes beneficios como la capacidad de conectarnos con las personas a un nivel profundo, brindar y recibir apoyo emocional. Asimismo, prepara el corazón y la mente para dar entrada a otras emociones positivas que pueden llevarte a una verdadera transformación personal y espiritual.
Con todo eso en mente, sería muy difícil pensar que exista un aspecto negativo de la empatía o que practicarla en exceso (consciente o inconscientemente) pueda ser perjudicial. Sin embargo, cuando una persona es demasiado empática podría terminar sufriendo constantemente por los problemas o circunstancias de otros y desarrollar relaciones poco saludables.
¿Cómo te afecta el exceso de empatía?
Cuando se siente y manifiesta demasiada empatía la línea entre lo que viven otros y lo que es tu propia experiencia puede desdibujarse y podrías sufrir como si se trataran de tus problemas, y ganarte una demanda emocional que pondrá en riesgo tu propia salud mental.
Y esto te lo puedo asegurar por mi propia experiencia, el hacerte con el peso de las emociones de otros no los va a ayudar y puede generar en ti consecuencias como ansiedad, estrés, depresión y dolor.
Puede que te pase, sobre todo, con tu familia más cercana o tu pareja, que con tus amigos. La línea es muy delgada por lo que es algo que debes vigilar o examinar de vez en cuando, por tu bien y el de ellos.
Los aspectos negativos de ser empático en exceso son:
Pérdida de tu propia individualidad: Cuando sientes mucha empatía es posible que olvides tus propias necesidades personales y emocionales, dando espacio para que el cansancio y el desasosiego se adueñen de tu mente. Comprender lo que otros sienten puede hacerte sentir responsable de tratar de solventar las penas de otros y sentirte afligido, más aún si tu ser querido (familia/pareja/amigo) rechaza la ayuda que le ofreces. Debes establecer límites.
Te provocas dolor físico y emocional: El cuerpo reflejará lo que sientes a nivel emocional y los síntomas físicos de una experiencia dolorosa y estresante se manifestarán. Al sentir lo que otra persona siente todo el dolor, la depresión y la ansiedad se harán presentes en tu cuerpo, aumentarán tus niveles de cortisol y con eso tendrás una presión arterial elevada, taquicardia, falta de concentración e insomnio. No te creas que estoy exagernado, SI pasa en algunos casos, todo depende de la intensidad del vínculo que sientas con respecto a esa persona.
Conductas de sobreprotección: Esta es una de las consecuencias lógicas de comportamiento. Si eres demasiado empático es probable que intentes proteger a la persona que sufre o pasa por una situación complicada, pero la protección también da paso a conductas no deseadas, irrespetuosas o acciones que abusan de tus buenas intenciones. Cuando intentas resguardar a otros del dolor reduces su independencia y comienzas a dar cualquier cantidad de justificaciones a los malos actos. No es fácil entender esto, pero, piénsalo con detenimiento y sentido crítico.
Relaciones codependientes: Demasiada empatía fomenta relaciones de dependencia donde no existen claras identidades, ni de la persona que sufre ni la tuya propia. El deseo de ser comprendido se fortalece por la necesidad extrema de aliviar, proteger, ayudar y controlar la vida del otro. Pero como las relaciones de este tipo no generan felicidad comienzan a aparecer el resentimiento y la tristeza.
Depender de la valoración de otros: Paradójicamente la empatía en exceso puede enriquecer tu ego personal, la búsqueda constante del reconocimiento de otros. Este es otro punto que no todo el mundo advierte. Esta emoción puede llevarte a medir tu propia valía por lo que otros piensan sobre ti o por cuánto eres capaz de ayudar a otros.
Sentirte constantemente decepcionado de los demás: Un hecho contraproducente es que, por el extremo deseo de ponerte en los zapatos de otros, las personas se aprovechen de ti y con eso solo cultivas decepciones, enfados y rencor. Nuevamente, analiza si las «malas experiencias» que has tenido se deben a tu exceso de empatía.
Cansancio: Es evidente que preocuparte en extremo por los demás te llevará al agotamiento mental y físico. Esto no es solo con tus relaciones personales, también podría manifestarse en las relaciones profesionales. Con esto tendrás un desempeño pobre en tus actividades diarias.
Encontrando el equilibrio
Sentir empatía es uno de los actos más nobles, nos ayuda a crecer como seres humanos y puede fomentar el desarrollo de un entorno más respetuoso, colaborativo y armonioso. Lo más importante es poner límites claros en tus relaciones donde la prioridad sean tus sentimientos y necesidades. Desde el amor propio podrás ayudar a otros sin perder de vista tu propio bienestar, potencia tu inteligencia emocional.
Si quieres ser una persona altruista y compasiva, cultiva tu propia autoestima. Share on XSi te identificas con el exceso de empatía, haz una revisión de tu manera de relacionarte con otros, comienza a pensar en tu bienestar y fomentar relaciones más sanas.