Las mejores dinámicas para la gestión del estrés
El estrés es necesario en la vida. Es un mecanismo natural que nos ayuda a estar alerta y a protegernos del peligro. Pero cuando estamos sometidos a una presión demasiado grande y que repercute en nuestra salud física y mental precisamos de herramientas que nos ayuden a controlarlo y a mantenerlo a raya. Y esas son las dinámicas para la gestión del estrés.
Dinámicas efectivas para la gestión del estrés
Todos tenemos pequeños trucos que nos funcionan ante niveles de estrés normales. Un paseo al lado del mar, escuchar nuestra música favorita o tomar algo con ese amigo que siempre nos hace sentir mejor y que es como un bálsamo para el alma.
Como he dicho, el estrés es necesario, nos ayuda a sobrevivir y a avanzar. Pero en la sociedad actual nos hemos acostumbrado a vivir con niveles de estrés demasiado elevados y, muchas veces, por largos períodos de tiempo. Cuando estos niveles van un poco más allá de lo normal, comienzan a ser un verdadero problema, hay que pasar a otras dinámicas un poco más trabajadas que nos ayuden a mantener a raya el problema.
1. Identifica la causa del estrés y trata de relativizarla
Cuando te sientas estresado pregúntate qué es lo que te está causando esa sensación. Y una vez que lo sepas, pregúntate si realmente es tan importante. A veces, ver el problema desde otra perspectiva ayuda a relativizarlo. ¿Y qué pasa si no sacas la mejor nota en el examen? ¿Y qué si no logras ascender este año y tienes que esperar al siguiente? ¿Y qué pasa si tienes que pedir unas horas más para entregar un trabajo para que esté bien hecho?
Seguramente, la respuesta no sea nada tan malo como para justificar el nivel de estrés que te estaba generando la situación y hacerte este tipo de preguntas te ayude a verlo de ese modo.
2. Aprende a bloquear los pensamientos negativos repetitivos
Los pensamientos negativos que se repiten son un patrón mental muy peligroso y que contribuye a aumentar el estrés y la ansiedad. Además, no ayudan a encontrar una solución al problema, al contrario, pueden hacer que te bloquees.
Aprende a advertir cuando estás cayendo en una espiral de pensamientos negativos y a bloquearlos. Las técnicas son muy diversas, a algunas personas les funciona la atención plena, otros se sienten mejor cuando se distraen con otras cosas como la música o la lectura y algunos lo combaten con ejercicio.
Si por algún motivo ese pensamiento negativo recurrente tiene que ver con algo que tienes muy presente pero que no logras “resolver” todavía, decide dedicarle 5 minutos para buscar opciones y acciones inmediatas. Si no lo consigues, detente y enfócate en otra cosa.
Lo importante es darse cuenta a tiempo cuando se está entrando en esa espiral tan negativa y frenarla antes de que nos cause más angustia.
3. Aprende a ser más asertivo
Algunas personas me comentan que les da mucha rabia no ser capaces de defender su punto de vista en una reunión de trabajo. Tienen claro lo que quieren pero cuando quieren exponerlo a sus compañeros o a sus jefes lo hacen de una forma tan tímida que no son tenidos en cuenta. O, por el contrario, su forma de hablar resulta agresiva y hace que los demás se pongan a la defensiva.
Esto hace que ante una reunión o una situación en la que saben que va a haber puntos de vista encontrados, surja la ansiedad y el estrés. Y el no ser capaces de alcanzar los objetivos previstos por culpa de una mala defensa de los argumentos, también genera frustración y más estrés.
Ser capaces de defender nuestro punto de vista, nuestras posiciones en un tema o incluso nuestros derechos laborales y hacerlo con ganas y entusiasmo, pero sin hacer que la otra parte se sienta mal, es todo un don que hay que trabajar. Siendo asertivos conseguiremos que nuestras propuestas sean mejor recibidas, lo que nos llevará a alcanzar muchas de nuestras metas y eliminaremos una causa de estrés importante. Obviamente esto es tan importante en la vida personal como en la profesional.
4. Haz una pausa y date un capricho
A veces hay que saber parar. Incluso cuando hay mucho trabajo tienes que aprender a escuchar las advertencias de tu cuerpo y de tu mente. ¿De qué te vale trabajar doce horas si no rindes? Solo lograrás estresarte más y más.
Hacer una pausa y darte un capricho que te cause una gran satisfacción, como salir a tomarte un helado o pasar un par de horas en la playa, puede hacer que cuando vuelvas tu actitud sea otra, estés más relajado y el trabajo fluya de una forma mucho más rentable. El tiempo que inviertes en ti mismo no es tiempo perdido y debes de aprender a premiarte y a tomarte descansos.
Estas dinámicas para la gestión del estrés son estupendos comodines para momentos puntuales y para comenzar a aprender a controlar el estrés, pero si encuentras complicado llevar a cabo esto por ti mismo, un coaching personalizado puede ayudarte alcanzar tu objetivo de una vida más relajada. No tienes por qué emprender este camino solo ¡Puedo ayudarte a lograrlo!