¿Educar a los hijos con inteligencia emocional?
Educar a los hijos con inteligencia emocional no es algo de lo que vayan a hablarnos en la escuela, al menos no en la mayoría de los casos. Todos los padres conocen la importancia de que sus hijos tengan una buena educación y una buena formación en valores. Pero raramente se habla de la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional se basa en cinco claves que son fundamentales para el crecimiento personal: el autoconocimiento, la regulación de las emociones, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales. Y estas claves ayudarán a forjar a una persona estable, segura de sí misma y feliz.
¿Los mejores de la clase o las mejores personas?
Por desgracia, el sistema educativo no concede prácticamente ninguna importancia a las emociones. Se premian los estudios, los exámenes, los reconocimientos académicos de diverso tipo pero se descuida el crecimiento personal.
Esta filosofía se traslada con frecuencia al hogar. Los padres quieren ver cómo su hijo tiene un buen expediente en sus estudios y le animan a superarse y a competir porque saben que eso les ayudará el día de mañana.
Es bueno tener una educación y un formación. Pero hay otro trabajo que llevar a cabo con los niños, el de educarlos para reconocer y entender sus emociones y así también poder entender las de los demás. Y ese trabajo se tiene que realizar en casa.
Pero, evidentemente, para educar a los hijos en inteligencia emocional es necesario que los padres tengan esos conocimientos. Y, sobre todo, que eduquen con su ejemplo. De hecho, muchas personas comienzan a formarse en inteligencia emocional en el momento en que son padres porque es entonces cuando se les despierta esta inquietud.
Ser buen estudiante es importante, pero orientar a tu hijo para que sea la mejor persona que puede llegar a ser debería de serlo mucho más. Un niño que crece con un buen equilibrio emocional, que tiene buenos valores de empatía y que aprende a gestionar sus emociones será, casi con seguridad, un adulto equilibrado y feliz.
Personas más estables y felices
Muchas veces se ha dicho eso de que los niños son esponjas. Y es cierto. Tienen una gran capacidad para recoger todo lo que ven a su alrededor y aprender. Y están ansiosos por hacerlo. Se les explican muchas cosas pero, a menudo, no se les explican algunas muy importantes y que tienen que ver con el autodescubrimiento.
Muchos niños no saben identificar correctamente sus emociones y se frustran. O se enfadan y tienen pataletas porque no son capaces de gestionar ese enfado. Es importante que aprendan a identificar las emociones más básicas: el enfado, la alegría, la tristeza, el miedo… y que sepan expresarlas correctamente.
Invitar al niño a que hable sobre lo que siente ayudará a que sea más comunicativo y a que no se lo guarde todo para dentro. Para esto, los padres también deben de hablar sobre emociones. Ellos son el mejor ejemplo para los niños.
Y tras conocer sus emociones, el segundo paso es comprenderlas. Entender por qué sienten tristeza o por qué sienten enfado. Pero también por qué sienten otras emociones positivas. Esto implica entender que todas las emociones tienen una razón de ser y son necesarias y hay que aceptarlas. Lo que no quiere decir que no se puedan cambiar las que son negativas.
Y este es el paso más difícil y en el que seguramente tendrán que trabajar más: aprender a no dejarse llevar por las emociones, a gestionarlas, controlarlas y, en algunos casos, modificarlas.
La inteligencia emocional ayuda a triunfar en la vida
La inteligencia emocional se educa, aumenta a lo largo de la vida y se enriquece con experiencias y con lo que aprendemos de otras personas. Cuando alguien se acostumbra desde niño a ser consciente de sus emociones y a gestionarlas, su vida de adulto será más estable y mucho más equilibrada.
Y esto le va a ayudar a triunfar en todos los aspectos de la vida. La inteligencia emocional es clave para potenciar las habilidades sociales y la automotivación y estas cualidades abren las puertas a las mejores oportunidades laborales. Pero estas mismas habilidades sociales y la estabilidad emocional son claves para construir las mejores relaciones a nivel personal, tanto con amigos como con la pareja.
Por tanto, una persona con un alto nivel de inteligencia emocional tiene muchas más papeletas para triunfar en la vida, ser feliz y sentirse realizado. Darle a tus hijos las herramientas para conseguir esto, ¿no es acaso el mejor legado?
Educar a los hijos con inteligencia emocional vale la pena y será de gran ayuda en su vida de adulto. Pero, ¿estás tú preparado para hacerlo? ¿Te gustaría emprender un camino de crecimiento personal para luego acompañar a tu hijo a través del mismo? Ahora es un buen momento.